No pocas comunidades resisten en defensa de los derechos territoriales y culturales.
25 de noviembre 2018 , 11:33 p.m.
La región del Pacífico es hoy víctima de indecibles violencias, mucho más que aquellas que padeció antes de la firma del acuerdo de paz con las Farc. Me refiero en particular al área que, con una extensión de aproximadamente 100.000 kilómetros cuadrados, está conformada en un 60 por ciento por propiedades colectivas de las comunidades negras y en un 25 por ciento por resguardos indígenas. Tumaco y Buenaventura y sus vecindades, y amplias zonas del Chocó, están siendo asoladas por el Eln, exgrupos de las Farc y diversas bandas criminales que, entre otras intenciones, buscan controlar la minería ilegal y los cultivos ilícitos, actividades con desastrosas consecuencias sociales y ambientales.
No pocas comunidades resisten en defensa de los derechos territoriales y culturales, cuyo reconocimiento obtuvieron en la Constitución de 1991 tras años de lucha. Otras han abandonado sus territorios. Justamente, la seguridad en esta región fue uno de los temas debatidos en el reciente foro ‘¿Qué propone el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 para el Pacífico?’, realizado en Bogotá bajo los auspicios del Foro Nacional Ambiental, WWF y Fescol.
En este se examinaron además, conjuntamente con un representativo grupo de líderes afrocolombianos y funcionarios del DNP y el Ministerio de Defensa, sus principales problemas sociales, culturales, ambientales y políticos, y se concluyó que el proyecto de plan requiere sustanciales transformaciones con miras a contribuir a superar la grave situación que atraviesa la región.
Se realizarán eventos similares en Tumaco, Buenaventura y Quibdó el próximo año, los cuales ilustran el tipo de actividad en que concentra sus energías el Foro Nacional Ambiental (FNA), que celebra por estos días su vigésimo aniversario. Cientos de personas y organizaciones hemos participado o colaborado en las actividades del FNA, adelantadas por las doce entidades que conforman esta alianza: las universidades de los Andes, Javeriana, del Magdalena, Nacional, del Norte, del Rosario y Tecnológica de Pereira, y las fundaciones Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (Fescol), Alejandro Ángel Escobar, Natura, Tropenbos y WWF. La estrategia de financiación de esta alianza –todos ponen, en plata o en especie– le ha garantizado su independencia.
Durante veinte años se han adelantado más de 130 foros con el fin de debatir diversas políticas nacionales e internacionales sobre medioambiente y desarrollo sostenible, que se han realizado a partir de más de 200 documentos, la mayor parte de los cuales se encuentran publicados (http://www.foronacionalambiental.org.co/).
En últimas, se trata de incidir en las políticas de los sectores público y privado, al ofrecer un escenario en el que los diferentes grupos de interesados estén en posibilidad de presentar sus visiones sobre asuntos socioambientales que presentan diversos grados de complejidad y escala: desde los tratados globales sobre cambio climático, biodiversidad y bioseguridad hasta la contaminación del aire en Bogotá, pasando por la gestión ambiental en América Latina, la promoción del ecoturismo, y el presente y el futuro de la Ciénaga Grande de Santa Marta, del Río Magdalena, de la Orinoquia o de la región del Pacífico.
Precisamente, el año entrante, y entre otras actividades, continuaremos con la secuencia de foros sobre el desarrollo sostenible de doce representativas ciudades de Colombia, con el fin de hacer un diagnóstico de su estado social, económico y ambiental y otear y hacer propuestas y recomendaciones sobre su futuro. En 2019 se realizarán debates con los candidatos a la alcaldía de cada uno de los doce centros urbanos, y en 2020 se examinarán con los elegidos sus planes en relación con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Es un ambicioso proyecto, ahora que el FNA inicia otros veinte años de vida. Así lo esperamos.
MANUEL RODRÍGUEZ BECERRA
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